miércoles, 20 de mayo de 2020

Una de rayas que alimenta al mundo



Tantas veces quiero imitarte, me pongo un polo a rayas y quiero volar, volar y volar, pero nunca lo he logrado porque tu eres única en el mundo. Despiertas muy temprano y vas en busca de flores y en tu afán de buscar el polen, lo transportas en tus patitas a otras. Así, en unos días, meses o año aparecen los bellos y deliciosos frutos para alimentar a ese mundo. También preparas en equipo la fresca miel que endulza hasta nuestros mas amargos pesares.

La población está en incremento y se necesitan mas frutos en la tierra y tu juegas un rol determinante en este camino.  Pero triste fue un día cuando te vi partir hacia la eternidad y hoy quiero recordar. Te levantaste muy temprano y tras de ti cientos de abejitas, todas bien uniformadas con su vestido a rayas, llevaban zapatitos blancos y corbatita negra. Ese día había un campo con demasiadas flores y debían reunirse para hacer la fiesta de siempre, ustedes todas en un batallón volaron haciendo formas de estrellas en el aire, llegaron muy cansadas, fueron todas al agua del río, se agacharon, bebieron un poco y luego se peinaron. Así salieron nuevamente para reunirse con las flores, volaron unos minutos y de pronto cada una se posó en una, se dieron muchos besos y luego les vi caer, una a una hasta quedar todas tiradas en la tierra gritando de dolor. Tenían el estómago muy grande, su carita fruncida por el dolor, sus zapatitos seguían brillando pero su vida se había terminado. Grité pidiendo auxilio y ante el profundo silencio, mis ojos se inundaron de lágrimas. El día anterior el dueño del cultivo había puesto un químico para matar a una mosca que se comía los tallos de las plantas. A él nunca le importaron ustedes, mas solo pensó en el dinero para terminar de llenar sus bolsillos. Quizás un día cuando no le queden otros frutos más que los que cultiva, les recordará, pero que pena porque quizas ya sea demasiado tarde.





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